Separar en la fuente, La opción inteligente Para tener éxito con el reciclaje es necesario que los residuos pasen por un proceso de selección y almacenamiento de los elementos en canecas plásticas para que puedan ser reutilizados, a este procedimiento se le denomina separación de la fuente. Las imágenes que muestran los noticieros, medios impresos y digitales, cada vez que se genera una crisis en la recolección de residuos sólidos en alguna ciudad de Colombia, en las que se observa la mal llamada basura, dispersa y acumulada en el espacio público, permiten descifrar lo mal que estamos con relación a la implementación de una verdadera política de reciclaje. El concepto para romper con el concepto de basura se denomina separación en la fuente y consiste en ubicar, en el hogar o lugar de trabajo, todo el material cuya vida útil es por lo general efímero, como las envolturas de alimentos, empaques, cajas, recipientes, vasos desechables, textiles, pitillos, papel, etc, en un lugar de disposición temporal para, más adelante, ser entregado a un reciclador. Frente a este panorama, la separación en la fuente es una forma de ayudar a reducir el impacto negativo de los residuos sólidos en el medio ambiente y prolongar la vida útil de los rellenos sanitarios, pero para esto, necesitamos que esta actividad se convierta en un hábito cotidiano en los hogares, empresas, colegios, universidades y en el comercio en general. Para separar en la fuente los residuos sólidos se deben clasificar en los siguientes grupos:
Aprovechables: Son todos los residuos que por sus características se pueden reutilizar a través de un proceso industrial o casero de reciclaje. El Papel y cartón, vidrio, plástico, tetrapack y metal son ejemplos de este grupo.
No aprovechables: A este grupo pertenecen todos los residuos que no ofrecen ninguna posibilidad de aprovechamiento en un proceso de reciclaje o reincorporación en un proceso productivo. El icopor, los pañales, toallas higiénicas, protectores diarios, papeles con recubrimientos plásticos o metalizados, cerámicas; el papel carbón y las envolturas de las papas fritas son algunos de los residuos no aprovechables.
Orgánicos: son los que se descomponen naturalmente y de forma rápida por acción biológica, están formados por residuos de los alimentos, restos vegetales de la poda y jardinería, restos de la carpintería y la popó de las mascotas.
El paso complejo es hacer de esta acción un hábito diario tan común como botar todo en la cesta de la basura y así hacer que el cerebro rompa con esta mala costumbre. Se trata de tener dos espacios para ubicar materiales limpios de restos de comida y líquidos, de tal manera que siempre que se consuma algún producto la materia prima sea separada. Es fácil comenzar con un sólo nivel de separación, es decir toda la materia prima en una bolsa. Con el tiempo, se puede tener una con el cartón y papel, otra con el resto de material recuperado y una tercera con residuos contaminados, más adelante, si hay disciplina, se pueden aumentar gradualmente los niveles de separación, incluso, en algún momento, dejar uno para restos vegetales y hacer con ellos compostaje.